Blanca de Namur era la hija del Conde Jean De Namur, y sobre todo era una princesa, cuya belleza sólo era igualada por su refinamiento. La leyenda narra que Magnus IV Eriksson, Rey de Suecia y Noruega, fue seducido por la belleza de la joven princesa, mientras que iba de camino a Francia en busca de una esposa. Así, la joven Princesa siguió al Rey hacia sus tierras escandinavas y no volvió nunca más en su tierra natal. Como recuerdo de su belleza, su finura, y su dulzura, la Brasserie du Bocq decidió dedicarle una cerveza: La Blanche de Namur. Sus cualidades y el conocimiento de la cervecera belga le han permitido conseguir el premio de la mejor cerveza blanca del mundo (2009).
Cerveza de color ámbar de fermentación alta, con una segunda fermentación en botella. Es elaborada con agua pura de manantial, con lúpulo Kent Golding y malta pálida. La cabeza delicada pero compacta de espuma se adhiere al vidrio como un velo de encaje de Brujas. Sorprende con sus aromas de malta, plátano, a “cuberdon” (un dulce típico belga, tradicionalmente con sabor a frambuesa), caramelo y chocolate en combinación con asado y ahumado notas aportadas por la levadura. Con un final largo y ligeramente amargo. .
La Mc Douglas Scotch Ale es una perla malteada que no tiene nada que envidiar a la célebre cerveza de nuestros ancestros Celtas. Su color oscuro intenso con reflejos brillantes es toda una invitación a su degustación. Su gusto pronunciado y su espuma generosa alegran el paladar, mientras que recuerdos de lejanos combates vienen a la memoria. Esta cerveza oscura y fuerte, de alta fermentación se disfruta como se disfruta de una buena leyenda escocesa.
Cerveza de fermentación alta, elaborada según la tradición belga. Con segunda fermentación en botella. Burbuja fina y espuma densa y crremosa. El primer aroma revela frescura y un ligero olor a levadura, percibiéndose aromas a vinos y afrutados, con notas de lúpulo, un toque de manzana verde y tila. Intenso sabor, maltoso y un final con un toque a lúpulo y agradable amargor. Esta cerveza triple es sencilla y a la vez compleja: sencilla porque se deja acercar, descubrir fácilmente dejando un toque dulce en la lengua, rápidamente sepultado por una amargura que invade toda la boca; compleja porque honra como se merece a sus materias primas. que disparan sabores como si fueran cañones, a cuál más intenso. Gracias a la alternancia entre la amargura del lúpulo y la suavidad de la malta.