Las cerveza rubia es el prototipo de cerveza por excelencia, pero existen muchos tipos muy diferentes, cada uno de ellos elaborados de una manera distinta o con una historia diferente detrás.
Amsterdam, 1873. Gerard Heineken funda una bonita y pequeña cervecera, en la que el maestro cervecero basa su trabajo en el amor por el detalle. Pero lo de pequeña no durará mucho. La calidad y su proceso de elaboración único pronto pasará de padres a hijos y de Holanda al resto del mundo, convirtiéndose en la primera cerveza europea en exportarse a otros continentes. Hoy, 25 millones de Heineken® son disfrutadas diariamente en 192 países. A pesar del gran reto, no se ha alterado ni un ápice el sabor único de aquella primera Heineken, la receta familiar de tan solo tres ingredientes, todos 100% naturales. Solo así es posible que la perfecta combinación de malta de cebada, agua y lúpulo de Heineken sepa exactamente igual en cualquier parte del mundo.
Budweiser es una de las cervezas más icónicas e internacionales. Esta American Lager se mantiene fiel a su receta original de 1876. Además de la malta y el lúpulo, el ingrediente clave es el arroz, que le aporta ese frescor característico y sabor ligero. Consta de un proceso de elaboración de 30 días. Un periodo que le permite redondear su sabor final y conseguir una cerveza equilibrada y refrescante. Durante su maduración surge el auténtico «Beechwood aging», es decir, reposa entre virutas de madera de Haya.